SEGURIDAD DE SER HIJOS DE DIOS, LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
Si realmente somos SALVOS, deben verse claramente las EVIDENCIAS de esa salvación, es algo que debe reflejarse en la vida del creyente. Aún la más “mínima” mentira debe dolernos profundamente, porque estamos irrespetando a un Dios que dio a su hijo para pagar por nuestros pecados.
9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. - Romanos 8:9-16
Los creyentes podemos tener evidencias de nuestra salvación, de que somos hijos de Dios, porque realmente sentimos que somos guiados por el Espíritu de Dios, porque nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras actitudes no son guiadas por la carne, sino por el Espíritu, porque cuando caemos en pecado, inmediatamente sentimos que le hemos fallado a Dios, y es porque el mismo Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios y que como tales, no podemos seguir en una vida mundana de pecado.
El Espíritu Santo de Dios es el que nos llena de valor y de sabiduría para llevar una vida recta, de buen testimonio, de tal manera que podamos testificar al mundo primeramente con nuestras vidas y así preparar el terreno y dejar a un lado la cobardía para testificar con la palabra de Dios en nuestras manos sin avergonzarnos para nada del Evangelio, porque es poder de Dios para Salvación.
Por nada debemos acobardarnos ante nuestros sufrimientos, es algo totalmente natural. No nos amarguemos tanto por el AHORA, pensemos y disfrutemos de las promesas del MAÑANA.
Varias RECOMENDACIONES bien importantes derivadas de este pasaje:
- Dejar de AMARGARNOS por las pruebas que pasamos HOY, y enfocarnos en las PROMESAS y bendiciones FUTURAS.
- Disfrutar de la GRAN BENDICIÓN de ser HIJO de DIOS… y proclamarlo sin temores.
- Si realmente somos hijos de Dios, debemos dejarnos guiar por el Espíritu de Dios
- Debemos obedecer a la voz de Dios, hablando a nuestros corazones por medio de su Santo Espíritu.
- Es nuestro deber como creyentes obedecer a Dios en todo, a través de escuchar su voz y hacer lo que ÉL nos diga.
- Dejar la amargura por las aflicciones y pensar en la GLORIA eterna que ha de venir.
Si SOMOS HIJOS DE DIOS à Que se VEA
1. Si somos hijos de Dios debemos
ser guiados por el Espíritu de Dios (Vs 9-11)
2. Si no somos hijos de Dios seremos
guiados por la carne (Vs 12-13)
3. Si esta condición de alejarnos del pecado no se está dando, no es natural ni cierto que nos llamemos cristianos. (Vs 14-16)
Dios nos recuerda hoy nuestra condición de ser hijos de Dios y la Obra del Espíritu Santo en nosotros. Es una enseñanza que viene de un Padre que nos ha acogido en su familia y nos ha dado su Santo Espíritu para que more en nosotros y guie nuestras vidas.
Debe impactarnos la seguridad que Dios nos quiere dar de que somos sus hijos a través de la manifestación de su Espíritu en nuestro diario vivir.
Es una enseñanza que debemos aplicar en el día a día, olvidando por completo la vida pasada y enfocándonos en la nueva vida que Dios nos ha regalado; permitiendo la llenura del Espíritu Santo, es decir, entregándole TODO a ÉL para que sea quien guie nuestros pasos y nuestras decisiones.
Que jamás olvidemos y dejemos de vivir Efesios 4:17-32
Fabio
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