EL PRIVILEGIO DE LA SALVACIÒN


 La Obra que Dios ha hecho en cada uno de nosotros es inimaginable, que gran privilegio el que tenemos de haber sido JUSTIFICADOS POR GRACIA, sin merecernos absolutamente nada.   

1Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. 2Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. 3Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. 4Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. - Tito 3:1-7 

Nuestro comportamiento con todos los que están a nuestro alrededor debe ser impecable, nuestro testimonio debe ser intachable a fin de que los demás vean en nosotros esa OBRA DE AMOR que Dios hizo por nosotros al darnos el privilegio de la Salvación. 

Nosotros éramos lo mismo y tal vez peores que aquellos a quienes criticamos por no ser creyentes, pero la bondad de nuestro salvador y su amor para con nosotros se manifestó un día en nuestras vidas y nos SALVÓ, no por nuestras obras, o por ser los mejores, sino por su GRACIA y su MISERICORDIA (I Cor. 1:25-31). 

Fue su Espíritu Santo el que nos convenció de pecado y nos mostró la verdad, llevándonos al arrepentimiento, al lavamiento de nuestros pecados y a la renovación espiritual. 

Fue ÉL quien por su gracia nos dio ese privilegio de ser sus hijos (Juan 15:16). Nuestro deber es ahora predicar el Evangelio insistentemente, con sabiduría, con amor, con disposición, sabiendo exhortar a aquellos que no conocen o que no han querido entender para que escapen de las garras del infierno (2 Tim. 2:24-26).  

Varios DETALLES para recordar y VIVIR ya mismo: 

  • Testificar con NUESTRA PROPIA VIDA, sin hablar mal de nadie, EVANGELIZAR con Amor, es DIOS QUIEN los SALVARÁ.
  • Debe verse LA LUZ DE CRISTO en mi vida PERMANENTEMENTE.
  • Sujetarnos y respetar las autoridades
  • Debemos obedecer y estar dispuestos para toda buena obra.
  • Jamás debemos contender, debemos actuar con mucha sabiduría y mansedumbre.
  • Tener claro que nosotros éramos iguales o tal vez peores que aquellos que aún no han querido escuchar.
  • Entender que somos salvos por la bondad y el amor de Dios manifestado a través de su hijo Jesucristo.
  • Comprender que somos salvos NO por nuestras buenas obras
  • Vivir esa salvación que tenemos ahora por la MISERICORDIA de Dios
  • Debemos dejar que sea Dios el que nos lave día a día de nuestros pecados, clamarle a Él
  • Es necesario que dejemos nuestra renovación en las manos del Espíritu Santo, oyendo permanentemente su voz
  • Ser agradecidos con Dios por su GRACIA y su bondad y poner todo lo que podamos de nuestra parte para que muchos, muchísimos conozcan la verdad y tengan ese mismo privilegio.
  • Tenemos que ser IRREPRENSIBLES en TODO. 

El privilegio de la SALVACIÓN 

1. Nuestro testimonio es la base para la predicación (Vs 1-2)

2. Dios nos recuerda nuestra vida pasada, tal vez peor que la de muchos  (Vs 3)

3. Dios nos recuerda su bondad y amor al salvarnos sin merecerlo… ¡Que misericordia tan grande! (Vs 4-7) 

Dios nos quiere recordar hoy el gran privilegio de la SALVACIÓN – Justificados por GRACIA. Es algo que viene de un Dios infinitamente MISERICORDIOSO, lleno AMOR, de GRACIA y de bondad que muy sabiamente nos enseña a ser sus siervos, cumpliendo con la tarea de LLEVAR FRUTO para ÈL. 

Debe impactarnos ver la forma como Dios nos muestra la manera en que debemos llegar al mundo perdido, mostrándonos que nosotros éramos seguramente peor que ellos y que si Dios por SU MISERICORDIA y SU GRACIA nos permitió ser salvos ¿ porqué no a ellos ? 

Es para aplicarlo YA MISMO; predicando el Evangelio con mansedumbre, en pleno conocimiento con sabiduría e inteligencia, sin atacar a nadie, sino mostrando toda la verdad y dejando que sea Dios quien actúe como resultado de la oración. 

Fabio

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